La autoestima depende de la relación entre lo que creemos que somos y lo que queremos llegar a ser. Cuanta más distancia hay entre lo que “soy” (cualidades + debilidades) y lo que quiero llegar a ser (ideal del yo) más baja será nuestra querencia hacia nosotros mismos.

Es la confianza que tenemos sobre nuestras actitudes y aptitudes para gestionar nuestras circunstancias de manera efectiva, y así conseguir la meta a la cual queremos llegar.

Se trata de una percepción “realista” de nuestro propio timón, entendiendo este como una valoración acertada sobre nuestras posibilidades frente a una tarea, o a nuestra manera de desenvolvernos en nuestro entorno.

Es el criterio que una persona tiene sobre sí misma, de su apariencia física, de su desarrollo académico, profesional y personal, de la riqueza de su vida afectiva… Una valoración alta de varios de estos ámbitos no garantiza una alta autoestima, ya que es necesario un “quantum” mínimo en cada una de ellas, puesto que no son departamentos estancos, sino que son vasos comunicantes.

 

¿Cuáles son las fuentes de la autoestima?

Son dos fuentes principalmente, el humano al entrar en el orden simbólico lo hace de la mano de las figuras de apego, los padres, la familia, es la primera que atiende los cuidados del niño y, por lo tanto, es quien suministra las frases necesarias para la conformación de la “primera imagen de sí mismo”.

La segunda fuente son las personas a las que amamos y “escuchamos”, y, por tanto, cosemos sus opiniones y valoraciones en nuestro esquema o criterio personal; pueden ser compañeros de clase, de trabajo, amigos, parejas…

Ambas fuentes están tamizadas por estímulos sociales y culturales que introducen elementos diferenciales sobre nuestra manera de pensarnos. Es decir, construimos la autoestima relacionándonos con los demás, en esa comparativa afirmo quién soy. Me acepto.

Si tienes autoestima, entonces tienes la convicción íntima de que tienes valor como persona sabiéndote, semejante y diferente. Además, podríamos ver que resuelves adecuadamente:

Conflictos.

Negociaciones

El control de tus emociones

Aceptas la realidad que te circunda.

Confías en el proyecto con el cual te has comprometido.

por Sergio García.